El Caldero
El Caldero

Cuando la gente piensa en brujas, los símbolos que suelen asociar con esa imagen son los de la escoba y el caldero. Por tanto, resulta realmente sorprendente que la mayoría de bibliografía sobre el Arte se centre principalmente en el Athame y el Pentáculo al tratar las denominadas «armas». Se presta gran atención a los diferente símbolos que deben de encontrarse en estos instrumentos rituales; símbolos que pueden variar de tradición a tradición, y los cuales han de ser «correctos» para que ese instrumento funcione eficientemente…

El Caldero

En anteriores artículos se han tratado varias armas, pero en este artículo me gustaría mirar más de cerca a la escoba y el caldero. Estas dos armas son las herramientas más «arquetípicas» de las brujas, y tomándonos un tiempo para reflexionar sobre el simbolismo detrás de ellas, podemos encontrar un par de puntos interesantes que pueden otorgar a estas armas una trascendencia adicional en nuestro trabajo ritual. Ya que, al contrario que el Cáliz, el Athame y el Pentáculo, ni la Escoba ni el Caldero juegan un papel importante en la mayor parte de los rituales del Arte; si obviamos el mero rol decorativo, claro está.

Viking Cooking by Vrangtante BrunEl caldero es una herramienta bien conocida: fabricado normalmente de hierro, con tres patas pequeñas y un asa que permite colgarlo sobre el fuego. Doreen Valiente describe el caldero principalmente desde un punto de vista práctico (ver Brujería del Futuro): el uso del caldero para la preparación de comida, bebida, brebajes, y para la preparación de bálsamos, ungüentos y medicinas. Las tres patas son representativas de la Diosa triple. También pueden identificarse los cuatro elementos en el uso del caldero: agua y tierra (hierbas, vegetales, etc.), fuego para el propio proceso de cocción, y aire en el vapor y el aroma. Doreen Valiente también comenta que el caldero pensado para un uso frecuente tiene normalmente un tamaño bastante pequeño: las variedades más grandes que por lo general suelen representarse ¡son bastante difíciles de poner a hervir en un fuego de leña! Hoy en día el caldero apenas se usa para preparar comida, la mayor parte del tiempo tiene una función simbólica.

Dentro de los rituales del Arte, el caldero es a menudo el centro del círculo. Stewart Farrar (en Ocho Sabbats de las Brujas) menciona el caldero en los festivales del Equinoccio de Primavera, Beltane y Pleno Verano. Sin embargo, el caldero podría usarse en todo los festivales. En Yule, una vela o una fogata podría simbolizar el nacimiento del dios sol. El caldero lleno de agua y flores simboliza la vida y la belleza. Lleno de frutas y frutos secos representa la abundancia y la cosecha. De este modo se enfatiza el aspecto dador de vida del caldero: se convierte en símbolo del útero de la Madre Naturaleza. Siendo conscientes del simbolismo también podemos otorgar mayor poder a los brebaje mágicos o herbales.

El caldero sólo aparece en dos ocasiones en la mitología Celta. El Padre de Todo celta, Dagda, poseía un caldero que no podía vaciarse, y que no dejaba insatisfecho a ningún hombre. Dadga es representado como una figura más bien basta, pero su caldero le convirtió en un dios del mayor rango. Representa al Dios en su función de dador de vida, alimento y abundancia. El Mabinogion relata la historia de Bran el Bendito. Este tenía un caldero que, curiosamente, provenía de Irlanda y le fue legado más tarde, y este caldero podía traer a los muertos de vuelta a la vida. Sólo tenía un inconveniente: después de su resurrección ya no podrían hablar nunca más. El caldero juega un rol importante en una de las grandes batallas que se describen en el Mabinogion. Bran también es representado como un hombre fuerte y grande, o más bien un gigante, ya que cruzó el Mar de Irlanda a pie, vadeando a través de las olas, a fin de conseguir este caldero en primer lugar. ¡Nótese que el caldero provenía del Oeste!

Rebirth by Diego da SilvaEn varios textos que circulan dentro de círculos del Arte, también encontramos menciones al caldero: en una ocasión como símbolo de resurrección, y en otra como el Caldero de Cerridwen, en el que se establece un vínculo con el Santo Grial.

Tanto la mitología como nuestra propia literatura describen el caldero como un símbolo de nacimiento, renacimiento y el más allá o la vida espiritual, como puede deducirse del caldero que no deja a ningún hombre insatisfecho y nunca se vacía.

El uso ritual del caldero enfatiza sus propiedades dadoras de vida y el aspecto de la fertilidad; y la conexión con la Madre Tierra y el principio femenino en general es bastante obvia.

La idea de la reencarnación es bastante prominente en la filosofía del Arte pero, sorprendentemente, no es detallada en absoluto. No se encuentra mucho más que la mera afirmación de que volveremos a vivir nuevamente, y a encontrar, recordad y reconocer a nuestros seres queridos. Una tradición que tiene ideas bastante más precisas sobre la reencarnación, o más bien sobre las vida simultáneas, es la Tradición Hereditaria Galesa. Lo interesante a este respecto son las recientes investigaciones sobre vidas pasadas, que indican que algunas veces los «caracteres» de reencarnaciones pasadas sobreviven, y pueden ser contactados. Este hecho nos lleva más bien a la idea de la reencarnación como un tapiz de vida simultáneas, en lugar del patrón común de vidas consecutivas con sus ataduras kármicas.

Las escasas referencias a las reencarnación forman el siguiente cuadro. Durante nuestra vida se nos anima que desarrollemos un determinado estilo de vida. Somos responsables de nuestras acciones, incluso hasta el punto en que los Dioses necesitan NUESTRA ayuda para traer el cambio y la evolución. La Rede Wicca nos recuerda nuestra responsabilidad para con el resto de seres humanos; hoy en día la mayoría de las personas incluirían también animales, plantas e incluso la totalidad de la tierra bajo nuestra responsabilidad. Se nos alienta a desarrollar nuestra sabiduría, la cual nos permitirá ser de gran valor para otras personas en caso de necesidad o ayuda. Todo esto lleva al desenvolvimiento gradual del potencial humano, tanto práctica y moral como éticamente.

Cuando concluyamos nuestra vida, iremos a la Tierra de verano. Tendremos tiempo de recuperar nuestras fuerzas, descansar, encontrarnos nuevamente con nuestros amigos y seres queridos, y de dialogar con ellos. Después de un tiempo, nos reencarnaremos nuevamente. Y esta es toda la información que obtenemos. Nuestro propósito en la vida es el desarrollo y la felicidad, y entre una vida y la siguiente una época de reposo nos refresca y nos permite hacer un seguimiento de nuestro propio sendero (¡una percepción que perdemos muy a menudo en el ajetreo del día a día!). El caldero, un instrumento íntimamente relacionado con el oeste, y por tanto con la Tierra de Verano que normalmente está situada en el oeste en muchas mitologías, es un recordatorio de las aguas de la vida, el pozo sin fondo que nos restaura entre vidas, y que nos satisface. Aunque algo que el caldero no puede hacer es darnos el habla. El habla, en la medida en que va más allá del tipo de comunicación que también encontramos en el mundo animal, es exclusivamente humana. Nos permite formar relaciones, nos convierte en seres sociales cuyos lazos sociales van también más allá de la necesidad de refugio y comida. El habla es la máxima expresión de nuestro singular carácter, y finalmente es también un instrumento de nuestro libre albedrío. El libre albedrío sólo puede ejercitarse si no es entorpecido (o limitado) en exceso por nuestras experiencias pasadas; como el conocimiento de vidas previas. Si este conocimiento estuviese a nuestro alcance en todo momento, viviríamos nuestras vidas de acuerdo a las leyes que impondría este conocimiento, y la libertad, que supone inevitablemente cometer errores, no sería posible.

La Naturaleza, nuestra aliada y, en este caso, nuestra fuente de inspiración, puede aportarnos muchas más apreciaciones en nuestra reflexión sobre la reencarnación. La rueda de la vida puede compararse con el ciclo anual en la naturaleza, en el que la más pequeña de las semillas crece convirtiéndose en una planta completa, floreciendo, produciendo frutos y, finalmente, esparciendo sus semillas sobre la tierra. La planta original, la parte que nosotros reconoceríamos, muere y se convierte en nutriente para las nuevas generaciones.

La idea del «Karma», en ocasiones interpretado como castigo, no está presente en la filosofía del Arte. Aún y todo, el elemento de evolución y aprendizaje sí juega un papel, e incluso el de sufrimiento, como muestra la imagen del flagelo. ¿No está cada uno de nosotros dispuesto a «sufrir para aprender»? Sin embargo sigue siendo una elección libre, ¡y no es parte de ninguna clase de ley inhumana que nos obligue pasando por alto nuestro libre albedrío!

Caldero cocinando por hardworkinghippy

Un aspecto completamente diferente de la simbología del caldero nos es revelado cuando contemplamos la arquetípica imagen de «la bruja removiendo el caldero». Esta imagen es, si cabe, más enérgica que la del caldero como símbolo de (re)nacimiento. Ahora nos encontramos con el caldero siendo usado para la concocción de brebajes, bálsamos y ungüentos, tanto médicos como mágicos, y en ocasiones incluso simple comida.

El caldero se convierte en un instrumento de transformación. Ingredientes bastante corrientes, a virtud de ser mezclados y hervidos por una bruja en su caldero, son imbuidos con virtudes mágicas o medicinales y transformados en un brebaje que es mucho más que la suma de sus partes. Para el enfermo y el achacoso el caldero se convierte en una vasija de las agua de la vida: sanando, restaurando y revitalizando cuerpo y mente. Y para aquellos que se encuentran en confrontación con las diosas del destino, el caldero es el símbolo de la transformación mágica de su vida: uniendo amantes, atrayendo buena suerte y repeliendo lo malo, trayendo prosperidad y la consumación de sueños. El caldero, o más bien la bruja CON su caldero, ahora cumple una función inherentemente social. Ella es la persona capaz, entrenada durante un largo periodo por su madre o su abuela, que por virtud de su arte y habilidad es capaz de servir a la comunidad.

Sin la comunidad, la bruja está discapacitada. Sus habilidades como comadrona, en medicina y en magia están orientadas a ayudar a personas. La brujería no es el camino del misticismo, en el que el individuo se retira del mundo y busca comunión con sus dioses. Y la brujería tampoco es el camino de muchas otras religiones, para buscar conversos y convencer a la humanidad para que sirva a un nuevo sacerdocio. La Brujería es el servicio práctico a personas individuales, usando habilidades tanto mundanas como supernaturales. La bruja no espera ni pide ningún pago. Elige su camino por propia voluntad, a sabiendas de lo que conlleva, y a raíz de una necesidad de poner su arte en práctica, ayudando a otras personas y, por tanto, sirviendo también a su Dios o Diosa; porque, sean paganas o no, las personas deberían de tener derecho a ser felices en la Tierra. Esta es la transformación que la bruja podría ofrecer a otros; transformación de sus vidas, ayuda cuando sea necesaria, de modo que la gente pueda cumplir sus sueños. La bruja es, a este respecto, un figura altamente subversiva. No interesada en absoluto en las necesidades de aquellos con poder, ya sean sacerdotes o reyes, sino en el servicio a la comunidad. No interesada en el dominio sobre otros, sino en enseñarles a levantarse por sí mismos y reclamar lo que es suyo. El caldero, como símbolo de la función social de la bruja, puede convertirse en un punto focal para nosotros sobre nuestra posición y el uso que podemos hacer del Arte. ¿Somos capaces de dar forma a los poderes transformadores del caldero en nuestra propia vida, en la de otros que acuden a nosotros con sus problemas? ¿O nos contentamos con celebrar los festivales anuales y dejar todo lo demás como ha estado siempre? ¿Hemos usado nuestro aprendizaje para desarrollar una o dos habilidades que sean realmente de ayuda a otros? ¿O hemos pasado los días leyendo todos esos libros maravilloso escritos por todos esos autores maravillosos, sin encontrar nada de tiempo para hacer algún trabajo práctico o comenzar a dominar un arte?

Si miramos con suficiente profundidad dentro del caldero, puede que atisbemos algo del conocimiento que era nuestro ante de la reencarnación, y veamos nuestro propio camino en esta vida con mayor claridad. Halloween es el festival que está conectado con este simbolismo: el fin de lo antiguo y el comienzo de lo nuevo; con el adivinación del futuro y la reflexión sobre el pasado. Pero nuestras reflexiones sobre nuestra vida pueden darse en cualquier momento, y no hay mejor momento para el cambio y la transformación que el presente. Especialmente la temporada de vacaciones, con su cambio de escenario, cambio de rutina diario, con descanso y relajación, puede ayudarnos a ganar la objetividad necesaria para mirar más de cerca nuestra propia vida.

Cauldron por AudringjeEsta reflexión puede llevarnos al tercer aspecto de la simbología del caldero: el caldero y la imagen de nuestro propio inconsciente, o el mundo de las formas arquetípicas. En cierto sentido, podríamos describir el caldero en términos contemporáneos como la «caja negra»: sabes lo que entra por un lado, y también sabes lo que sale por el otro, pero lo que sucede en medio sigue siendo un misterio. En muchos sentidos el inconsciente es aún esa caja negra; a pesar de todas las investigaciones y teorías disponibles. El inconsciente tiene muchas características interesantes. Nos suministra sueños que pueden o no tener un significado para nosotros al despertarnos, o pueden incluso demostrar estar prediciendo algo. El inconsciente puede ser influenciado, por ejemplo por hipnosis, y a su vez puede influenciarnos a nosotros, como puede verse en las sugestiones post-hipnóticas.

En el trabajo mágico el inconsciente es usado en gran medida, y su poder altamente valorado.

No voy a tratar dar una descripción o definición precisa de lo que a grandes rasgos se denomina inconsciente: muchas personas han escrito libros enteros tratando de hacer justamente eso. Baste con decir que trato de indicar la capa completa de consciencia que está justo más allá de nuestra conciencia en nuestras mundanas vidas diarias.

Es relativamente fácil contactar con esta capa de consciencia. Cuando meditamos sobre un símbolo en particular o cuando seguimos un pathworking1, podemos encontrar pensamientos y sentimientos entrando en nuestra mente que van más allá del «yo» que tanto conocemos. Puede presentarse apreciaciones que sean realmente reveladoras.

Cuando nos encontramos en este estado meditativo, estamos simbólicamente mirando dentro del caldero, y viendo un verdadero reflejo de nosotros mismos o del tema que estamos contemplando.

El caldero puede compararse con el pozo o el espejo que encontramos en cuentos de hadas.

Hemos abordado el caldero como símbolo de nacimiento y renacimiento, y también hemos mencionado varias ideas sobre la reencarnación. Hemos tratado acerca de la bruja con su caldero como figura social, y las implicaciones que esto conlleva para su propia función dentro del Arte. Por último, hemos mencionado el caldero como representación del inconsciente y nuestro propio lado oscuro. No será fácil darle al caldero un lugar más prominente dentro de diferentes rituales, pero puede que se hayan dado algunas ideas para comenzar a construir algunos rituales en torno al caldero en uno o más de sus aspectos, o para usarlo en pathworkings.

No queda mucho espacio para versar sobre la escoba; otra arma con un contenido arquetípico sumamente distinto, de modo que lo dejaremos para otro artículo.

Wiccan Rede, Verano 1986

1Pathworking hace referencia a una meditación guiada que explora un escenario prediseñado concreto con una intención y símbolos específicos.

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