Simbología y el Huevo

En los rituales y festivales del Arte se hace un uso prolífico de la simbología. Esto no resulta sorprendente ya que el simbolismo forma una base profundamente enraizada en nuestras vida y afecta a muchos aspectos de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones. Los símbolos han sido y seguirán siendo usados en todas las sociedades y culturas. Forman un vínculo con nuestro pasado y ofrecen la posibilidad de obtener una mayor introspección sobre la naturaleza de nuestra existencia.

Simbología y el Huevo

Los símbolos no son objetos en el sentido material, aunque pueden crearse formas materiales representando el concepto intangible. De hecho, las formas tangibles son los símbolos externos de nuestro subconsciente. Como bien sabemos, una forma concreta es más fácil de comprender que una forma abstracta, aunque esto no significa que la representación concreta sea menos potente a la hora de transmitir un  particular mensaje. El poder del símbolo reside en nuestra habilidad de interpretar el concepto detrás de este. Los símbolos son universales en sí mismos, aunque la interpretación local puede influenciar esta universalidad y distorsionar el verdadero significado arquetípico. Aunque los símbolos pueden formar un marco de referencia y enriquecer especialmente el trabajo en grupo, es de vital importancia que usemos nuestra propia introspección al interpretar los mensajes que los símbolos pueden ofrecernos. Por esta razón, es interesante escuchar cómo eran interpretados los símbolos por personas del pasado, pero en último término, debemos ser nosotros quienes formemos nuestras propias ideas y experiencias de los símbolos.

Inconsciente Colectivo - Sandro Botticelli - La Carte de l'EnferLa experiencia «simbólica» está relacionada con nuestra vida emocional, nuestra vida onírica y nuestra necesidad de expresarnos. En nuestra sociedad Occidental, orientada en cierta medida al intelecto, los símbolos se han vuelto bastante vacuos y superficiales. Aunque los símbolos se usen a menudo, muchos de nosotros desconocemos sus verdadero significado; y muchas veces estos han sido obscurecidos por la superstición. Por ejemplo, se considera que trae mala suerte caminar debajo de una escalera, pero pocas personas parecen saber el por qué: ¡estaríamos rompiendo el antiguo símbolo del triángulo! Los símbolos no deberían de confundirse con señales de aviso, pero el triangulo, como símbolo, tiene un significado mucho más amplio. Los símbolos pueden llevarnos al mundo arquetípico descrito por C.G. Jung. Según C.G. Jung, este mundo arquetípico no es la consciencia personal sino una «capa más profunda que denomino inconsciente colectivo. He elegido el término “colectivo” porque esta parte del inconsciente no es individual, sino universal; en contraste con la psique personal, posee contenidos y formas de comportamiento que están más o menos en todas partes y en todos los individuos. En otras palabras, es idéntico en todos los hombres y, por tanto, constituye un substrato psíquico común de una naturaleza suprapersonal que está presente en cada uno de nosotros». En el pensamiento mágico es precisamente esta capa más profunda la que intentamos alcanzar y utilizar. El inconsciente colectivo no es una colección de pensamientos y experiencias reprimidas, sino un almacén de sabiduría innata que puede ser usado por cada individuo. Los símbolos, y los arquetipos a los que estos llevan, expresan una parte esencial de la existencia, y aunque un símbolo pueda ser complejo, está igualmente relacionado con la esencia de las cosas.

Ilmatar - Robert Wilhelm EkmanEn los rituales del Arte también nos relacionamos con la esencia y la armonía natural. Se crea un vínculo entre lo personal y lo impersonal (es decir, esta capa más profunda) y las realidades superiores o los mundos espirituales. La llave como imagen simbólica (a fin de ilustrar el mundo del simbolismo), se usa para abrir las puertas a estos otro niveles de realidad. El ritual es la llave, y los guardianes de esa llave son los participantes del ritual. J.C. Cooper escribe sobre el aspecto oculto de las ceremonias de iniciación: «El uso de símbolos era esencial para guiar al iniciado desde las limitadas regiones de la mente racional y el mundo de los sentidos hasta aquello que existe más allá de ellos: el ilimitado e infinito mundo “super”-natural». En esta época del año tenemos nuestra mirada puesta en la primavera, especialmente en el festival que celebra el Equinoccio Vernal (21/22 de marzo). Por supuesto, en la Iglesia Cristiana corresponde a la Pascua, que se celebra en primavera. Uno de los símbolos estacionales es el huevo y existen muchas costumbres primaverales relacionadas con el uso del huevo, incluyendo los Huevos de Pascua, hacer rodar huevos, esconder y buscar huevos, etc. Como he comentado anteriormente, el mundo de los símbolos en realidad debería de ser explorado por cada individuo, aunque sin duda algo de información de trasfondo puede ayudar a orientarnos. En varios mitos de la creación el mundo surgió de un huevo, por ejemplo, el dios egipcio Ptah surgió de un huevo y salió de la boca de Amon-Kneph, la verdadera y perfecta serpiente. La serpiente tenía escamas amarillas y era un símbolo de poder solar. En un mito de creación de Japón es un toro el que rompe la cáscara de un huevo y después aviva el contenido con su aliento. En el Kalevala, el poema épico finés, leemos como Ilmater la Creadora del Universo, Hija de la Naturaleza, se cansó de su hogar celestial y descendió al mar. Flotó sobre las aguas durante siete siglos incapaz de encontrar un lugar de descanso. Después un pato planeó sobre las aguas, incapaz también de encontrar un lugar en el que construir un nido. Sin embargo, Ilmater alzó su rodilla y el pato fue capaz de encontrar un lugar en el que posarse y construir un nido. Siete huevos puso el pato, y los incubó durante tres días. Ilmater sintió un calor abrasador en su rodillas e hizo rodar los huevos al océano en el que se hicieron añicos. De la llema surgió el Sol, de la clara, la Luna; de la parte superior de la cáscara emanó la bóveda celeste, y de la mitad inferior brotó la tierra.

Huevo órficoEn Mitología arcaica y derecho materno, Bachofen escribe: «En la religión, el huevo es símbolo de fundamento material originario, del origen y comienzo de la creación, el arché genésos. El fundamento material originario de las cosas que da a luz a toda vida y que abraza a ambas, a la generación y a la destrucción. Esto significa que encierra en él el aspecto de la luz y el de las sombras de la naturaleza al mismo tiempo. El huevo originario órfico es mitad blanco y mitad negro o rojo, al igual que Tifón, la fuerza destructora, que es representado de color rojo. Estos colores se transforman de continuo uno en otro, como la vida y la muerte, el día y la noche, la generación y la destrucción, y en la medida que avanza la destrucción se activa la fuerza creadora. Generación y destrucción discurren en todo momento una junto a otra. La vida de todo organismo telúrico es el efecto de la combinación de una doble fuerza, la creadora y la destructora».

Fanes - Dionisio brotando del huevoEn los misterios órficos, el tiempo (Cronos) creó el huevo plateado del cosmos. De este huevo brotó Fanes; Dionisio, o «El Deslumbrante». Larousse: «Caos (el cual emanó de Cronos) estaba rodeado por la Noche, que formaba la envolvente cubierta bajo la cual, por la acción creativa de Éter, la materia cósmica se organizó lentamente. Esta asumió finalmente la forma de un huevo, del que la Noche formó la cáscara. En el centro de este huevo gigante, cuya parte inferior era la Tierra, nació el primer ser, Fanes, la Luz. Fue Fanes quien, al unísono con la Noche, creó los cielos y la tierra». En el huevo primordial Órfico, es la división la que pone la creación en movimiento. Como resultado de la separación se da la polaridad: noche y día, blanco y negro. El huevo, de hecho, contenía tanto el potencial masculino como femenino. En algunas versiones de la creación órfica Fanes es bisexual. También es representado con pezuñas hendidas, mostrándole como Pan. Otros motivos órficos (encontrados en vasijas de alabastro) incluyen a la serpiente, otro símbolo íntimamente conectado con el huevo, por ejemplo, en la figura de la serpiente Ouroboros, la serpiente que se muerde su propia cola. El Ouroboros, como el huevo, crea una esfera o forma circular: el símbolo de la perfección original; esto es, antes de la división o separación de la creación. Neumann: «Círculo, esfera y  redondo son todos aspectos de lo independiente, que no tiene principio ni final; en su perfección anterior a la creación, precede a cualquier proceso, eterno, ya que en su propia circularidad no hay antes ni después, no hay tiempo; y no hay arriba o abajo, no hay espacio… Todo esto sólo puede surgir con la llegada de la luz de la consciencia, la cual aún no está presente; ahora todo está bajo el influjo de la naturaleza divina no manifiesta, cuyo símbolo es por tanto el círculo. El círculo es el huevo, el Huevo del Mundo Filosófico, el núcleo del comienzo y el germen del cual, como la humanidad enseña en todas partes, surge el mundo. También es el estado perfecto en el que se unen los opuestos; el comienzo perfecto, ya que los opuestos aún no están separados y el mundo aún no ha comenzado. El final perfecto porque en él los opuestos se han reunido nuevamente en una síntesis y el mundo descansa una vez más». Como símbolo de creación, el huevo es también símbolo de resurrección, renacimiento y fertilidad. El resurgimiento de la vida alrededor del Equinoccio de Primavera, lleva el nombre de Ostara, la diosa teutónica de la primavera. Su animal sagrado, la liebre, pone tradicionalmente el Huevo de Pascua. La liebre, como bien es sabido, es un animal prolífico y simboliza la fertilidad. El Huevo de Pascua es pintado a menudo de rojo, aunque en este caso el rojo simboliza la vida y no la fuerza destructora de Tifón, como en el huevo órfico. En Ucrania, el Huevo de Pascua tradicional se denomina «pisanka» y, nuevamente, predomina el color rojo. El «pisanka» se realiza cubriendo el huevo de un patrón de cera, dejando este patrón en blanco cuando el huevo es coloreado de amarillo. Después, se aplica otro patrón de cera, y el huevo se pinta de naranja. Y así, hasta que los colores rojo y negro completan la secuencia. La cera se elimina poniendo el huevo en una toalla dentro de un horno a 250º. Las decoraciones y lo símbolos son bastante tradicionales.

Volyn Pysanka - Luba PetrushaSobre los misterios druídicos, Robert Graves comenta que «los huevos eran pintados de escarlata en honor al Sol». También escribe que «el “glain” o “huevo rojo de la serpiente marina” que figuraba en los misterios druídicos puede ser identificado con el Huevo Órfico del Mundo». Se puede encontrar mucha más información en relación al huevo como símbolo, y espero que lo anterior inspire una búsqueda más profunda. Como he comentado anteriormente, el mundo de los símbolos es un mundo intuitivo. Uno no puede aprender la definición de un símbolo de forma intelectual; el símbolo debe ser vivenciado y sentido. Meditar sobre un símbolo en particular puede resultar útil, pero los símbolos pueden de ser experimentados de forma más concreta si se convierten en una parte intrínseca de nuestra consciencia personal. Los festivales estacionales y la sintonización con los ciclos estacionales pueden usarse para crear un vínculo positivo en este acercamiento simbólico. Al principio los símbolos externos son una extensión del «inconsciente colectivo» (del que todos formamos parte, como hemos podido ver) pero más adelante es posible vincularse con los niveles arquetípicos de la realidad sin las formas concretas. En este sentido, los símbolos concretos (por ejemplo el «pisanka» en el festival de primavera) pueden ayudarnos a enfocarnos en la realidad simbólica que representa y, de este modo, enriquecer nuestra introspección (espi)ritual.

Bibliografía

  • Neumann: Origins and History of Consciousness.
  • Neumann: The Great Mother.
  • J.C. Cooper: Symbolism – the Universal language.
  • C.G. Jung: Four archetypes (Mother, Rebirth, Spirit, Trickster).
  • The Mysteries – papers from the Eranos Yearbooks.
  • New Larousse Encyclopedia of Mythology.
  • J.J. Bachofen: Mitología arcaica y derecho materno (Ed. de Andrés Ortiz-Osés)
  • M. Esther Harding: Psychic Energy.
  • R. Graves: La Diosa Blanca

Wiccan Rede
Primavera 1985

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