Introducción
En el Arte, se denomina comúnmente «Grupos de Corte Externa» a aquellos grupos que ofrecen información a persona recién llegadas. Creo que se trata de un término americano y puede que no sea exclusivo de la terminología del Arte.
Sin embargo, parece resumir de forma admirable el tipo de sentimiento que emana de tales grupos de información. Me apresuro a añadir que, aunque aquí hablemos de un Grupo de Corte Externa, no hay un grupo equivalente de Corte Interna, a no ser, claro está, que se considere como tal al Coven. Algunas órdenes mágicas se refieren a este grupo interno como Inner Sanctum.
Durante los largos años en los que hemos estado ofreciendo información a recién llegados, he acumulado gran cantidad de notas, apuntes y similares. Me pareció que podría ser una buena idea comenzar una columna en la que se presentasen algunos de los resultados de esas discusiones y tardes temáticas. Sería extremadamente interesante si los lectores participasen activamente enviando sus propias cuestiones; por ejemplo, relacionadas con los aspectos filosóficos del Arte, o dudas de carácter más práctico sobre el trabajo mágico, la confección de armas mágicas, etc… Con esto no quiero decir que vaya a tener todas las respuestas, pero estoy segura de que seré capaz de encontrar a alguien que pueda ayudarte a ti, al lector, con tu búsqueda. Y, por supuesto, vuestros comentarios serán realmente importantes a la hora de escoger un tema de discusión. Las partes o ediciones de esta columna serán una especie de «preguntas y respuestas», al mismo tiempo que concibo las futuras ediciones como discusiones más extensas. Todo depende del lector. Por cierto, no tienes por qué ser un recién llegado para participar: ¡todo el mundo es bienvenido!
Tan sólo unas palabras sobre el nombre esta serie de manuscritos. Hace muchos años fuimos invitados por la Fellowship of Isis a ser el punto de contacto en los Países Bajos. Nos sentíamos demasiado entusiasmados como para negarnos, de modo que elegimos el nombre «Mara» como nuestro nombre central. Mara es el nombre de una diosa del mar, y parecía apropiado para el centro holandés. Aunque el nombre sólo se usa ocasionalmente, aún escuchamos a personas que han sido dirigidas a nosotros a través de F.O.I. Personalmente, sentía que había llegado la hora de dar a Mara algo más de cuerpo.
La serie original fue escrita entre 1994 y 2000. Ahora hemos decidido recoger todos los artículos en un pequeño libro con el título «Los Manuscritos de Mara». Y usarlo como manual básica para recién llegado que quiere jugar un rol activo en la búsqueda de su sendero dentro del camino conocido como «Wicca».
Esta es la primer parte, y aborda el tema de la Polaridad.
Morgana
Julio 2012
Volviendo a los concepto básicos
Mucha gente contempla el Arte como un sendero en el que el desarrollo individual de la persona juega un papel principal. Tenemos pocos dogmas, ninguna Escritura Sagrada, e incuso menos «normas». Por un lado, esto ofrece al buscador una gran cantidad de libertad espiritual mientras que, por el otro, requiere de una gran devoción y compromiso. Tener a alguien que te diga qué hacer y cómo pensar puede resultar extremadamente reconfortante: si realizas todo tal y como «marca el libro», serás recompensado con paz mental y, a la larga, felicidad. Es no es malo per se, y ha demostrado ser el camino ideal para miles de personas. Pero no es un camino para todo el mundo. La Constitución Holandesa (o Española) nos garantizar la «libertad de expresión» y, sin embargo, ¿cuantos de nosotros hemos ejercido alguna vez nuestro derecho político a la libertad de expresión, etc…? Por supuesto, no es fácil romper con las ideas y valores tradicionales y contemplarlos con nuevos ojos. Y, sin embargo, esta es una de las cosas que el Arte intenta lograr. Aunque podamos ayudarnos los unos a los otros en el camino, aún tenemos que entender la necesidad de tomar nuestras propias decisión. Y, una vez tomadas, actuar en consecuencia con ellas.
Una de las formas en las que podemos ser conscientes de esto es creando nuestro propio marco de referencia. Este marco no tiene por qué construirse en un año; debe contemplarse como un organismo vivo. Algunas partes necesitarán reajustarse de la misma forma en la que el jardinero tiene que limpiar el jardín de maleza. Un nuevo conocimiento o entendimiento de algo – como las nuevas plantas – necesita espacio para crecer y florecer. Pero debemos de darnos cuenta de que este marco de referencia será el cimiento a partir del cual creceremos. Será la base a la que podamos regresar después de un largo viaje. Es nuestro cimiento interno, que creará un enlace hacia nuestras conexiones externas. Puede ser visto como un marco de trabajo que funciona en varios niveles diferentes: desde el puramente físico, el estado de vigilia, hasta los reinos de las hadas o la consciencia dévica.
Polaridad
Uno de los mayores principios de la filosofía del Arte es el de la polaridad. De hecho, entender el principio de polaridad puede permitirnos interpretar situaciones que normalmente están más allá de nuestro alcance intelectual. Sin embargo, necesitamos definir a qué nos referimos con «polaridad». No es una cosa estática en la que vemos dos polos opuestos, sino más bien una comprensión de que existen dos extremos que no pueden operar sin el otro. En otras palabras, el negro no puede existir sin el blanco; no podemos ser conscientes de lo que es blanco hasta que no reconozcamos la existencia del negro. En términos prácticos, nos volvemos conscientes de los diversos tonos de gris, que también existen entre los dos extremos. De hecho, nosotros en general trabajamos con estos «tonos de gris». Muy rara vez llega nuestra mente a los polos más extremos. Comenzaríamos a experimentar el desequilibro y por lo general nos veríamos a nosotros mismos girando bruscamente de regreso al centro de nuestro equilibrio. En realidad, entre los dos polos experimentamos el «movimiento». Es básicamente por esto por lo que en el Arte no vemos la polaridad como algo estático. Es la raíz del movimiento y el cambio y la inevitable creación de algo nuevo. Como cada persona es única, también lo son las innumerables maneras de solucionar problemas. Naturalmente, hay cosas que serán similares, de la misma forma en que los humanos compartimos emociones, sentimiento, etc. similares. Sin embargo, el resultado es único.
Entre ambos polos siempre hay una tensión, que podría describirse como balance dinámico. El equilibrio absoluto siempre dura muy poco porque los polos está constantemente tirando el uno del otro. De hecho, llegamos a darnos cuenta de que el equilibrio se basa en una franja de aceptación mucho más amplia. El antiguo símbolo del Yin-Yang parece subrayar esta sensación de movimiento y el conocimiento de que la perfección en la naturaleza no se basa en absolutos, sino en aceptación. No se trata de una visión fatalista sobre la imposibilidad de alcanzar la perfección, sino la aceptación de que podemos alcanzar un nivel de aceptación con lo que tenemos, incluyendo la posibilidad de que tengamos una parte de la cualidad opuesta dentro de nosotros. En otras palabras, sólo podemos alcanzar la perfección cuando hayamos reconocido el otro extremo o polo, incluso si tal cualidad resulta negativa bajo nuestros estándares comunes.
Este concepto de «dos en uno» fue una de esas cosas que me impresionó cuando comenzaba a familiarizarme con la filosofía del Arte. Que la vida no esta basada en una dualidad absoluta, sino en la idea de que la creación sólo es posible si hay movimiento, tensión. Por tanto, esto implicaría que la perfección es un destello momentáneo, de lo contrario la vida sería estática. Estos destello de perfección probablemente sean lo que llamaríamos «divino»: momentos de equilibrio puro, el objetivo final de la creación. Y, sin embargo, nos damos cuenta de que estos momentos son escasos y dispersos, y la mayor parte de nuestras vidas se basan en recorrer es franja de equilibrio más amplia que he mencionado antes.
Aplicaciones prácticas
Hasta ahora he hablado sobre la polaridad desde un punto de vista intelectual. ¿Cómo podemos usar este principio en nuestra vida diaria en un intento de comprender sus implicaciones generales? Como suele ser el caso, tan sólo podemos comprender un principio completamente probándolo en otro set de principios. (¡La Polaridad en marcha!)
Una de las principales «guías de referencia» que usamos en el Arte es el Ciclo Anual. Este es un tema bastante amplio por sí solo, de modo que permitidme que lo limite a los ocho festivales mayores como puntos en el ciclo anual de la estaciones. Tenemos cuatro festivales estacionales enlazado con los Equinoccios y Solsticios: los Equinoccios de Primavera y Otoño, y los Solsticios de Verano e Invierno. Entre estos cuatro festivales tenemos otros set de cuatro festivales llamados «Días Cruzados». El orden completo es el siguiente: Solsticio de Invierno (21 de diciembre), Candelaria (1 de febrero), Equinoccio de Primavera (21 de marzo), Beltane (30 de abril), Solsticio de Verano (21 de junio), Lammas (1 de agosto), Equinoccio de Otoño (21 de septiembre) y Hallowe’en (31 de octubre).
Podemos aplicar el principio de polaridad observando cada festival en relación a su festival opuesto. Por ejemplo, si contemplamos el Solsticio de Invierno, el festival opuesto es el Solsticio de Verano. Para llegar a una verdadera comprensión de cualquiera de los dos festivales, debemos de tener en cuenta al opuesto. En verano vemos gran cantidad de actividad en la superficie de la tierra; en invierno vemos poca actividad en la superficie de la tierra. Sin embargo ¿significa esto que no haya ninguna actividad? ¿O necesitamos mirar más allá? Si observamos más detenidamente, podemos concluir que, aunque no hay gran muestra de actividad «visible» sabemos que debajo de la propia Tierra hay gran cantidad de actividad, a medida que las nuevas plantas comienzan a germinar, etc. Hay gran cantidad de actividad «invisible»; como un bebe creciendo en la oscuridad del útero. El invierno es frío y seco, el verano es caluroso y húmero: todas ellas condiciones necesarias para que la planta crezca y ofrezca fruto.
En invierno el Sol ha llegado a su punto más bajo y comienza el nuevo ciclo solar; en verano el Sol empezará a perder su fuerza y comenzara el último tramo del ciclo solar. Pero también comenzamos a darnos cuenta de que el invierno no podría existir sin el verano, y viceversa. Las dos estaciones, aunque opuestas, tienen mucho que ofrecerse una a la otra en lo que respecta a su propia existencia. La plantas sólo pueden dar fruto en verano si han podido germinar durante los meses de invierno. Y viceversa: las semillas que germinan en la tierra durante los meses de invierno sólo pueden llegar a existir si las plantas dar fruto en verán. Podrán ser opuestos, pero también son complementarios del otro. En la práctica, cuando celebramos el Solsticio de Verano, también celebramos la existencia del invierno. Es por este motivo que usamos el símbolo del fuego en ambos rituales. Es nuestro reconocimiento de la diversidad, pero también de las cualidades complementarias de ambos festivales.
Merece la pena observar (y también experimentar de forma ritual) la polaridad de los festivales, y tratar de discernir las similitudes y opuestos de estos festivales. También resulta extremadamente iluminador tratar de averiguar el «equilibrio perfecto» entre estos festivales, por ejemplo, colócate en el punto central entre los dos, en una especie de eje. ¿Cuál es la suma total? ¿Qué experimentas como nuevo aspecto creativo? ¿Puede expresar este sentimiento en término humanos? ¿En forma de relación? ¿Puedes simbolizar este sentimiento? ¿O se avivaba el sentimiento en cada uno de los dos polos? ¿Puedes verbalizar el sentimiento? (Por ejemplo «El sol del verano encerrado dentro de la semilla del invierno»). Y, finalmente, ¿cómo altera la experiencia tu propia percepción?
Por supuesto, no encontrarás respuestas a todas esta preguntas en una sesión. Pero debería de darte una idea de la extensión a la que puede llevarte un sendero de observación similar. Gran parte de la observación se realiza a través del ritual, la meditación y el pathworking; pero en este caso, la pura observación de la naturaleza puede ofrecerte muchas pistas. Por ejemplo, elige un camino que te guste a través de un bosque o campo. Durante el transcurso de un año, realiza este camino de forma muy consciente: toma nota de cómo son las cosas, como huele y como la sientes. Después de un año compara tus notas ¿cuán diferentes eran las cosas durante el año y en cada una de las diferentes estaciones? No olvides tu experiencia subjetiva y permite que tu estado de ánimo juegue un papel de forma consciente. ¿Cómo te afecta? ¿Te has sentido más libre en otras ocasiones o te has sentido igual durante todo el año? Por encima de todo, trata de discernir los momentos en los que la naturaleza parece estar equilibrio y aquellos en los que hay un claro periodo o sentimiento de discordia.
Estas observaciones puede ayudarte a crear tu propio marco de referencia, el cual no sólo va a estar ahí de por vida, sino que es un marco en el que tú, como individuo, puedes desenvolverte. Tener tu propio cimiento, basado en tu experiencia personal, es uno de los mayores obsequios que podemos obtener, y está ahí a nuestro alcance.